Cora Weiss

Cora Weiss
Cuando soñamos solos, sólo es un sueño. Pero, cuando soñamos juntos, el sueño se puede convertir en realidad.

viernes, 7 de mayo de 2010

Los Dominadores del Miedo

Estoy convencida que ninguna violencia es justificable ni defendible. Las numerosas organizaciones de mujeres de negro nos han enseñado que con miedo, represión, dolor y odio no se construye ninguna sociedad. Diálogo y respecto son valores indispensables para una buena convivencia.
Tener un pensamiento independiente está mal visto en esta sociedad donde todo debe ser controlado por el poder político y económico. Con métodos represivos y controladores se hacen macrojuicios de valor sobre personas que se atreven a alzar su disconformidad.
Intentan confiscar nuestro pensamiento crítico. Pero no es malo opinar distinto, lo verdaderamente erróneo es no saber respetar la opinión de la mayoría e intentar imponer en vez de convencer. Siempre he sido fiel a mi ideología, quizás no sea compartida por la mayoría de las personas de mi pueblo, pero he encontrado otras que coinciden con mis ideas, por lo tanto, se puede decir que tenemos mucho en común. Pronunciarme ante cuestiones que me preocupan es para mí, como ciudadana comprometida con la comunidad en la que vivo, muy importante. Por eso veo con preocupación como están desapareciendo los ámbitos de libre expresión que configuran la sociedad civil y la democracia mientras crece el miedo y la desinformación como medio de control social
Unos alzan la voz y otros utilizan el miedo para callarla.
Miedo a que se alce la voz reivindicativa de los ciudadanos, miedo a las movilizaciones sociales que son las que fuerzan al cambio, miedo a que pensemos por nosotros mismos.
Miedo a perder el poder económico, “el poder de Salomón”, decidiendo en todo momento quién se verá beneficiado de unos derechos convertidos en favores.
Miedo por ese precio a pagar, que entierra la dignidad de la persona y la libertad de expresión.
Ante tanto miedo yo me pregunto:- ¿Qué queda de alguien que se ha vendido al temor? ¿Cómo vive aquel o aquella a la que le han tapado la boca con amenazas y miedos? ¿En qué se convierte alguien que se ha dejado arrastrar y ha preferido no pensar para no tener que obligar a su boca a mantenerse cerrada?
Personas que viven en el olvido de su propio pasado, en el aislamiento de un pensamiento único, obligados por el chantaje de una sociedad acostumbrada a poner en el punto de mira toda persona que demuestre no estar de acuerdo con lo políticamente correcto y que le hará pagar con creces cualquier manifestación contraria, cualquier comportamiento fuera de lugar, porque lo correcto es lo repetitivo.
En el otro lado del cuadrado están los que están siempre en el poder de la verdad absoluta, los que creen tener todo controlado, los que cada día nos infunden miedo para paralizar a la sociedad y atemorizar a los activistas empeñados a no ceder un mínimo espacio de democracia.
Vivimos en un país que se permite manifestarse sobre todos los acontecimientos extranjeros y que autocensura su propia historia.
La prioridad comienza por desterrar el miedo y alzar nuestra voz reivindicando nuestros derechos, el problema es cuando no se confía en el sistema, que en un momento dado pasa de defenderte a condenarte, y que utiliza los poderes fácticos de unos pocos para controlar, machacar y callar al resto.
Seguiremos así hasta que el miedo se convierta en inconformismo, se transforme en valor para luchar por la igualdad y la solidaridad, cuando alcemos nuestra voz para terminar con los miedos que utilizan el poder, la información y el desconocimiento de la mayoría para controlar el pensamiento y hacer callar al poeta como decía Pablo Neruda en su "Viaje al corazón de Quevedo", os dejo parte de ese poema y unas palabras de Marcos Ana. Con ellas quiero terminar este Post dedicado a los dominadores del miedo, los que no respetan nada ni a nadie.
¡Todos sabemos quienes son!
“La memoria es dignidad, pero en mí no hay habitación para el rencor; he dicho siempre que la venganza no es un ideal político, ni un fin revolucionario, aunque no hay que confundir venganza con justicia. Sería absurdo ahora satisfacer mis años de cárcel rompiendo la cabeza del que me la partió a mí”. Ni rencor, ni venganza, ni olvido. “Ni olvido, por supuesto”.
Como escribió Pablo Neruda en su “Viaje al corazón de Quevedo:”
“Cuando la tiranía oscurece la tierra y castiga las espaldas del pueblo, antes que nada busca la voz más alta y cae su cabeza al fondo del pozo de la Historia. La tiranía corta la cabeza que canta, pero la voz, en el fondo del pozo, vuelve a los manantiales secretos de la tierra y desde la oscuridad sube por la boca del pueblo…”

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